hola!! bienvenidos

martes, julio 17

Capitulo 3 Sueños en el Destino



-… y entre la treinta.- Sebas le daba la indicación al señor del taxi hacia dónde ir.
-Supongo que será solo una parada.-dijo el taxista levantando una ceja en forma de complicidad.
-¡No!-Contestaron los dos al mismo tiempo, pero fue Sebas quien continúo:
-No, serán dos, después de dejarla a ella yo le diré hacia donde ir.-Su tono era algo rasposo, como una señal para que no dijera nada mas, cosa que el señor lo entendió a la perfección.


Empezó a llover. No es que no se agradaran ambos, es solo que son tan, tan diferentes, el cree en el amor, en la posibilidad de que dos personas pueden amarse el resto de sus vidas, solo que hay un problema, el es muy atrevido y muy coqueto cuando se lo propone, pero si se trata de verdad, es demasiado tímido y es capaz de arruinarlo por miedo. Aunque si nos ponemos a pensar, en eso se parece a Yanne. Ella tiene la idea de que el amor de verdad no existe que en cualquier momento alguien saldrá lastimado, así que antes de que eso ocurra ella rompe sus relaciones. Su relación más larga duro tres meses y la termino por un “te amo”, ella nunca lo ha dicho y no cree que lo diga nunca. Y en esos casos Sebas reacciona un tanto diferente, tampoco lo ha dicho antes pero solo porque sabe que cuando lo diga será a la joven con la que se case, será su compañera de toda la vida, la madre de sus hijos, mientras que Yanne no piensa casarse ni mucho menos tener hijos, adora a los niños y le encanta ser maestra pero solo hasta ahí. Se puede concluir que en todas las relaciones de ambos siempre son iguales, se conocen, salen un par de veces, se hacen novios y cuando algo se complica o sale la palabra con “t” todo termina y vuelven a empezar. Realmente es difícil decir que alguno de los dos se haya enamorado alguna vez de verdad. Pero si les ha gustado más de alguna persona solo que les da miedo seguir adelante, así que en cierta forma son un poco iguales, sin contar que siempre están en desacuerdo en algunas circunstancias.

-¿Y cómo sabes donde vivo?-le pregunto Yanne a él con algo de curiosidad.
-Le pregunte a Lina.-Contesto con esa típica sonrisa que hacía que se le revolviera el estomago de ira.
Se quedaron mirándose el uno al otro casi por un minuto, fue entonces cuando él la cuestiono.
-¿Todavía sigues saliendo con Armando?- le pregunto con tono de indiferencia.
-NO. Terminamos dos días después de que nos graduamos, pero claro eso ya lo sabías.- Contesto sabiendo que el único motivo era por molestar, siempre le hacía lo mismo.
-No lo sabía en verdad, lo siento.-El si lo sabía.
-Sebastián por favor no empieces otra vez ¿quieres?- Normalmente nunca lo llamaba por su nombre de pila, solo cuando las cosas se tensaban o se ponían serias.
-Yannel tienes que comprender que no se puede ir por la vida, tomando las relaciones a la ligera, o acaso ¿quieres terminar sola, con veinte gatos y abandonada?- Su tono paso a ser rasposo y se puso serio.
-¡No empieces, otra vez no!-Siempre que se ponían a discutirlo, alguien terminaba lastimado y casi siempre era ella.
-Pero…-Ella lo interrumpió.
-¡Pero nada! Que no quiera casarme no significa que me voy a quedar sola, abandonada con veinte gatos.-
-Acaso ¿quieres estar sola sin nadie que te acompañe por el resto de tu vida?
-No necesito un estúpido papelito que me diga a quien querer, además no estaré sola…- Ahora él, la interrumpió
-Claro que no, tendrás a tus gatos y tu dinero lo gastaras en su comida y en ridícula ropa para ellos, y tus nietos serán los patéticos hijos de tus queridísimos mininos.- Ambos empezaron a defender en lo que creían.
-Entonces, dices ¿que no tendré amigos humanos?
-No lo sé.
-Si lo sabes, ¡dilo!- Lo voltio a ver a la cara, tenía ganas de llorar del enojo que le causaba pero no le daría la satisfacción.
-Por lo menos yo no,-Su voz se hizo rasposa y su cara era muy seria, sin apartar la mirada de ella. -Cuando me case tendré otras prioridades, cuando tenga hijos menos tendré tiempo para salir con mi única amiga soltera.
-Pues por eso no te preocupes, tampoco estaré rogando por tu atención.- Le costaba trabajo controlar su voz pero no le iba a dar la satisfacción de verla llorar otra vez.
-Es que no lo ves, no estaremos ahí para ti toda la vida. Cada uno de nosotros haremos nuestras propias vidas donde tú no estarás en ella todo el tiempo. -Yanne no podía creer lo que le estaba diciendo.
-Acaso crees que  lo que más me preocupa en la vida es ¿Que no tengas tiempo para mí? Pues estas equivocado…
-En las bodas. Dime, cuando cada uno se case tu estarás sola y nos dará pena verte ahí sin nadie.- La volvió a interrumpir.
-¡DEJA DE HABLAR POR LOS DEMAS! no porque pienses así, todos piensan lo mismo.- Ya no podía mas, pero no lo dejaría ganar otra vez.
-Es lo que pasara.- Estaba tan seguro de lo que decía, como si supiera lo que les prepara el futuro.
-Lo que no entiendo, es porque solo a mi me molestas, Lucas nunca ha tenido una relación, juega con las chavas y no las toma enserio, y no le dices nada, solo me molestas a mí con tus estúpidas historias de la solterona con gatos.- Por fin había podido controlar su voz.
-Tú me importas, el no tiene remedio y lo sabes, además es lo bastante guapo para quedarse solo….- Ella lo interrumpió.
-Estás diciendo que ¿yo no soy lo bastante bonita y que por eso me quedare sola?
-Lo que trato de decir, es que no podemos estar ahí para ti toda la vida.
-Que lastima, porque yo si podría estar para ti cuando lo necesitaras… Pero no me respondiste, ¿no crees que sea lo bastante bonita?
-No.
-Señor por favor pare el carro.- Ya era demasiado, no lo soportaba mas tenía que irse antes de que empezara a llorar.
-Señorita está lloviendo.- El taxista se acerco a la banqueta, pero sin bajar la velocidad, con la esperanza de que recapacitara sobre su decisión.
-Yani, está lloviendo no te puedes bajar.- Era muy rara la vez que le llamaba así, normalmente cuando  le hablaba tiernamente, pero esta vez era diferente.
-¡No me llames así, que pare el carro!- Ya no lo soportaba mas tenía que salir de ahí.
El carro se paro y en seguida ella abrió la puerta y salió.
-¿Pero adónde vas?- Le pregunto Sebas en un tono preocupado
-¡A comprar un gato!- Le grito y cerró la puerta de un golpe.



No hay comentarios:

Publicar un comentario