-¡Voy!- Era la voz de Yanne desde el otro lado
de la puerta.
-Recuerda lo que tienes que hacer.- Lucas me
susurraba al oído, repasando otra vez el plan.
-Claro… pedir perdón y huir- Se que ese no era
el original pero entre mas se acercaba el momento, me agradaba mas.
-No, lo que tienes que hacer es pedírselo
sinceramente cuando estén solos y esperar que no te aviente nada…- Lo interrumpí
ahora más que nada me quería ir de ahí.
-¡QUE!-grite, -Yo me largo de…- en ese momento
se abrió la puerta, y ahí estaba Yanne parada, llevaba unos zapatos de tacón
azul, un pantalón rojo entubado, una blusa blanca con rayas negras y un suéter
negro delgadito, estaba muy linda con su cabello medio recogido y, en los
brazos traía un gato, era un cachorro, de color miel, muy lindo por cierto, en
el cuello traía un cascabel atado con un listón rojo. “Dios en verdad se compro
uno” pensé en el momento.
-Pasen.- Dijo Yanne algo distante, después dejo
al gato en el suelo y se fue a la cocina.
-No te preocupes, es de su vecina de arriba se
lo está cuidando esta semana.- Dijo Lina mientras se levantaba del sofá al ver
la cara que tenia.
Lucas me dio un codazo para que fuera a la
cocina a hablar con ella.
Me dirigí para haya, al llegar la vi, estaba
sentada con una copa en la mano, voltio a verme y luego bajo la mirada al
suelo.
Me senté enfrente de ella, volvió a voltearme a
ver, sus ojos llenos de lagrimas, se levanto, dejo su bebida en la barra y se dirigió
a la sala.
-¡Perdón!- le grite antes de que saliera de la cocina,
se quedo parada a unos cuantos pasos de la puerta, pero no se dio la vuelta, seguía
dándome la espalda, seguí. –Se que a veces digo cosas sin pensarlas y lastimo a
las personas que más quiero, digo tonterías, y también trato de imaginar un
futuro horrible cuando nadie sabe qué es lo que nos espera, aun que pueda que
tenga razón eso no lo sabemos, el punto es que fui un tonto y debí callarme, lo
siento.
Se dio la vuelta, camino hacia mí y me abrazo,
olía a vainilla. Entonces me dijo entre sollozos “acepto tus disculpas,
viniendo de ti, es una muy linda”.
No es que nunca me disculpara, es solo que me
cuesta trabajo aceptar que no siempre tengo la razón, sobre todo cuando se
trata de un asunto como este, no sé, pero es importante para mí, todo esto del
matrimonio, la familia, tal vez porque mis padres siempre estuvieron juntos
hasta que mi madre murió hace un par de años, y yo quisiera llegar a tener lo
que ellos tenían. “Hasta que la muerte los separe” como dicen en la ceremonia.
Pienso que ella tiene una idea totalmente diferente, ya que sus padres se
separaron cuando ella tenía cuatro años y siempre las que la cuidaron fueron
sus nanas porque sus padres todo el tiempo estaban de viaje, claro que cada uno
por su cuenta. Es hija única, y la persona más cercana a ella es Lina, son
amigas desde que tenían seis años, se conocieron en el primer año de primaria y
desde entonces son inseparables, claro que han tenido sus problemas pero al
final lo solucionan, ya que solo se tienen la una a la otra. Rosalina tiene a sus dos padres juntos pero no se
llevan muy bien, todo el tiempo están en desacuerdo, ellos adoran a Yannel y
les encantaría que ella y Jack, el hermano mayor de Rosalina, llegaran a ser
algo más que amigos, pero ni siquiera son buenos amigos, todo el tiempo están
en desacuerdo, casi como ella y yo, solo que menos.
Realmente se hablan muy
poco, a el no le agrada Yannel y menos su forma de ser, dice que porque es
hipócrita cada vez que va a su casa. Pero lo que él no sabe, ya que no la
conoce bien, es que cuando esta con la familia de Rosalina, se siente como si
fuera parte de una. Recuerdo la primera vez que Lucas y yo fuimos a su casa.
Yannel se comportaba distinto, era más amable y todo el tiempo estaba
sonriendo. Se reía de las bromas que le hacían, si yo le hiciera una, casi me golpearía,
no le gustan mucho. Pero sobretodo lo que me sorprendió fue que, sus ojos
tenían un brillo distinto, se sentía segura, como si estuviera en casa. Por eso
le insisto mucho, en lo del matrimonio creo que es importante para ella, solo
que no quiere que le pase lo mismo que a sus padres, nunca lo admitirá, pero yo
seguiré hasta hacerla entrar en razón, y acepte lo que quiere realmente.
Yo sé que es así. Como cuando me acompaño a la
boda de mi hermana:
Estábamos
en sexto semestre de preparatoria y mi hermana Madison se iba a casar, ella me
dijo que invitara a una amiga mía, insinuando que invitara a Yannel, y eso
hice.
Aquel
día fui a recogerla a la casa de su madre, cuando salió, estaba muy hermosa,
llevaba un vestido corto, verde claro, con unos zapatos abiertos, dorados de
tacón, era la primera vez que la veía con un vestido y sin mallas. Me sonrió
mientras bajaba las escaleras y al llegar conmigo, me dijo con una gran sonrisa
en el rostro “no te acostumbres” lo que hizo que me riera. Durante la ceremonia
estuvo muy atenta a todo y siempre sonriendo, su mirada brillaba, como si supiera
que algún día será ella la que este ahí. Y lo confirme a la hora de que cuando
hicieron sus votos, me agarro de la mano y no me soltó hasta que concluyo. En
la fiesta, nos divertimos mucho, estuvimos bailando, excepto en las canciones
lentas... Me acuerdo que solo bailamos una, estábamos bailando una típica
canción, cuando de repente empezó una tranquila, por un instante nos quedamos
completamente parados, pero extendí la mano, ella sonrió lo que hizo que yo
también lo hiciera. Empezamos a bailar, fue algo raro, no sabía que decir, y
normalmente siempre lo sé, pero aquella vez, solo nos quedamos en silencio, al
terminar la canción, ella se aparto y dijo sin voltearme a ver, que no tardaba,
que ahorita venia. Cuando regreso, otra vez sonaban las canciones rápidas.
Cuando la deje en su casa, me dijo: “me divertí mucho, gracias” sus ojos tenían
aquel brillo que en mi vida no lo he vuelto a ver.
Mientras
regresábamos a la sala le dije:
-Entonces, ¿puedo volverte a decir Yanne? O
¿mejor Yannel?- le pregunte con una sonrisa que sabía que era irresistible
incluso para ella.
-¡Tonto! Puedes decirme como quieras.- dijo con
una sonrisa.
-Bien, entonces vámonos- les dije a todos.
Se levantaron del sofá y nos dirigimos a la
salida.
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